Un mensaje a la conciencia (Los cuentos Clásicos)

Un mensaje a la conciencia

Los cuentos Clásicos

A lo largo de los siglos los seres humanos que han recibido la inspiración de su Ser han plasmado aquello de diversas maneras. Y así han entregado a la humanidad un mensaje a la conciencia en forma de símbolos y alegorías. A veces con literatura, otras con música, con esculturas, con pinturas y arquitectura.

Algunas de estas expresiones son los cuentos clásicos infantiles. Ellos contienen los  principios eternos, puestos por sus autores para que tanto niños como adultos puedan asimilar esa sabiduría de un modo didáctico y ameno.

Aquellos principios eternos son los mismos que se encuentran en los libros sagrados de todas las culturas y son la base de todas las escuelas de Misterios: La mística sabiduría de Egipto; Eleusis en Grecia; los druidas en la antigua Galia; los gnósticos cristianos de las catacumbas; los alquimistas de la Edad Media; las órdenes esotéricas del renacimiento; las logias masónicas en el iluminismo, etc.

Así es como la sabiduría velada ha sido dejada a través de signos y símbolos en diversos formatos para que el discípulo dispuesto a interpretarlas pueda comprender su magnitud.

“Para instruirse y aprender, nunca es tarde”. Carlos Collodi. Las aventuras de Pinocho. 

La marioneta que anhelaba ser un niño de verdad 

Entre los cuentos clásicos que traen profundos mensajes a la conciencia encontramos la genial novela del masón Carlos Collodi, “Las aventuras de Pinocho”. Ésta teje múltiples paralelismos entre la desventurada marioneta de madera, y el ser humano. El personaje del cuento, en busca de aventuras, desoye la voz de su conciencia (el grillo parlante). Además, desobedece a su padre (su Ser interno) y le miente a la niña de los cabellos turquesa (el Hada Azul, representación del eterno femenino). Y se resiste a ir a la escuela (de misterios) y ser educado. 

“Una conciencia es esa pequeña voz que la gente no escucha”. Carlos Collodi. Las aventuras de Pinocho.

La marioneta comete errores tremendos, y hasta consigue, a causa de sus torpezas, mandar a la cárcel a su padre (simbolismo de que nuestro Ser se halla encerrado a causa de nuestras equivocaciones). También se deja llevar por influencias malsanas (pasiones egoístas) que lo conducen a volverse una bestia (transformación en burro). Sin embargo, su Padre, le sigue buscando y esperando. Por eso su Madre Mágica “el Hada Azul”,  le vuelve a dar otra oportunidad. Entonces se reencuentra con su Padre en el interior de una ballena (la sabiduría, la oscuridad que precede a la luz). Y después de su arrepentimiento sincero, trabaja en mejorar la relación con su Padre, hasta por fin volverse un niño de verdad.

“EL ANIMAL INTELECTUAL es una máquina, pero una máquina muy especial, si esta máquina llega a comprender que es MÁQUINA, si es bien conducida y si las circunstancias lo permiten, puede dejar de ser máquina y convertirse en HOMBRE”. Samael Aun Weor. Educación Fundamental. 

El camino correcto se alcanza a través del conocimiento y la sabiduría. Lo que había sido un tronco de madera y luego una marioneta, se convirtió finalmente en una persona real, tras superar las adversidades que se le presentaron. Así, Collodi muestra a través del cuento de Pinocho una alegoría sobre la formación de las personas basado en el honor, la verdad y la virtud.

La bella durmiente

El sueño de la conciencia: La metáfora de la doncella dormida

Otro de los cuentos clásicos mas difundidos es el de La Bella Durmiente. Así como las historias mitológicas y las parábolas bíblicas están narradas de modo simbólico para que lleguen directamente a la conciencia; las distintas versiones de este clásico (Giambattista Basile,  Charles Perrault y los hermanos Jacob y Willhem Grimm), están narrados de la misma manera. Estas rescatan de la tradición oral el relato de una joven, hermosa y distinguida doncella, que al cumplir la edad de la pasión (quince años) cae bajo el maleficio de una bruja (el ego). Ésta, queriendo herirla de muerte solo consigue ponerla a dormir por 100 años. (No se puede matar la conciencia,  pero si dormirla).

Todas las versiones coinciden, en que es un  pinchazo o punzada la que conduce al sueño maléfico.  Esa punzada no es otra cosa que la energía sexual que con impulsos, entra en actividad, generando toda una serie de cambios. Estos, si no son debidamente canalizados, ponen  en riesgo  los valores espirituales. Así, entra en acción la rueda de la rueca ( símbolo de la rueda de la vida, evolución e involución; Retorno y recurrencia) tejiendo los hilos del destino.

“Consciencia que duermes…Qué distinta sería si despertaras… Conocerías las siete sendas de la felicidad. Brillaría por todas partes la luz de tu Amor…” Samael Aum Weor . La revolución de la dialéctica. 

A partir de allí, el sueño de esa doncella, que no es otra cosa que la misma conciencia del discípulo, que otrora fuera depositaria de múltiples virtudes, cae fascinada ante los encantamientos del mundo, para dormirse profundamente. Cien años deben pasar, (para que el discípulo busque  nuevamente a su Ser) y así  el estudiante decida rescatar a su conciencia, eliminando todas las malezas  que obstruyen su camino, como alegoría de  la eliminación del ego y sus nefastas ramificaciones. Solo es posible despertar la conciencia con las virtudes del amor, por lo que, el beso que despierta del  centenario sueño a la doncella, es la representación del  amor  y  toda la magia que este  posee.

Lámpara de Aladino

El Genio atrapado y la lámpara maravillosa 

La antiquísima sabiduría oriental está plagada de cuentos impregnados de un esoterismo mágico y mensajes ocultos.

Aladino es una de las historias de Las mil y una noches y una de las más famosas en la cultura medio-oriental. Aunque no pertenece a la colección original árabe de Las mil y una noches, es uno de los cuentos clásicos más conocidos asociados con esa colección. El francés Antoine Galland fue en realidad el que lo agregó a la misma,  en una adaptación propia, quien había escuchado el relato de parte del cuentista cristiano maronita sirio Anṭūn Yūsuf Ḥannā Diyāb.

La palabra “genio” proviene de la palabra latina genius, que tiene la base indoeuropea (gen: ‘producir’, ‘generar’ ; del árabe djinn o jinn ;seres creados de fuego sin humo, para adorar a Dios) es una divinidad  que  vela por cada persona.

En la metáfora de este cuento, el genio es el Ser atrapado por el ego, en una lámpara (símbolo de la luz de la conciencia, que tanto necesita el discípulo) y que  se encuentra apagada a causa del sueño  de la conciencia.

“Cuando se tiene “Ego” la esencia regresa como LA LÁMPARA DE ALADINO a la botella, el interior del ego”.  Samael Aum Weor. La ciencia de la meditación.

El material con el que está construida la lámpara  de aceite, es metal, que luce sucio y sin brillo. Para que el Genio pueda ponerse al servicio del hombre, éste debe limpiar y frotar esa lámpara, hasta dejarla brillante.

Los Alquimistas medievales decían “Quema tus libros y blanquea el Latón”. 

Esto invita a dejar de lado las teorías y poner en práctica la eliminación del ego, transmutando el plomo de la personalidad en el oro del espíritu. Así obtener las riquezas  espirituales que sólo un Genio (nuestro propio Ser) nos puede brindar. Luego de haber  comprendido que el amor es el bien más valioso que se puede poseer.

Comprender a la luz de la conciencia todas estas antiguas enseñanzas, que desde niños nos han deslumbrado, desde la dimensión del esoterismo, nos abre a una nueva perspectiva de aprendizaje espiritual. 

Todos estos principios eternos  que se hallan esparcidos en los antiguos cuentos tradicionales, pertenecen al conocimiento   trascendental y  sus principios son entregados a través de los cursos de  autoconocimiento que nuestra institución imparte .

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