“Todo el mundo cree que se conoce a sí mismo y ni remotamente sospecha que existe la doctrina de los muchos”
V.M. Samael Aun Weor
En este nuevo camino que comenzamos a transitar del Autoconocimiento, es necesario reconocer nuestra verdadera realidad.
Al igual que el lago sereno refleja la luna, debemos observar con calma en nuestro interior cuáles son las fuerzas que se mueven en nuestra psicología, para de este modo ir descubriendo su accionar y así entender nuestro comportamiento.
Existe una fuerza que ocupa el 97% de nuestra psiquis. La misma es conocida desde tiempos remotos con diferentes nombres a través de figuras, leyendas y mitos.
Pero no es ninguna historia, no es un cuento, más bien su existencia es bastante real. En esta época actual se conoce a esa fuerza con el nombre de Ego; también conocido en la psicología gnóstica como el “yo”, el “mi mismo”, el “agregado psicológico”, etc.
¿Qué es el EGO? Ante todo, él es pluralidad. Son nuestros propios defectos, nuestros propios errores, fuerzas desconocidas que se mueven en nuestro interior, cada uno de ellos con diferentes características.
El Ego nos conduce diariamente a cometer diversos errores, que tornan una vida repleta de eventos que nos causan angustia, tristeza, miedos, inseguridades, enfermedades, etc. Existen miles de defectos que habitan en el ser humano y ellos son lo que ha originado a través del tiempo, tanta crueldad, guerras, contaminación, destrucción, violencia…
Por ejemplo, una persona llena de ira vive en un mundo lleno de obscuridad, resentimientos, mala relación con quienes le rodean, hasta con úlceras, transitando una vida llena de estados equivocados, tristes. Si esa persona no reconoce el daño que la existencia de ese ego en su interior le causa, vivirá siempre de ese modo, infelizmente, cosechando lo mismo que entrega: ira, odios, resentimientos…
El Ego se alimenta de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, hábitos, instintos, etc., engrosando cada vez mas esos barrotes que encarcelan al alma, a la chispa divina, fagocitando sus poderes.
Para avanzar en este camino del autodescubrimiento, tenemos que darnos cuenta que si no reconocemos la existencia del Ego, no podremos erradicar su presencia.
Nuestro objetivo es poner en acción la parte más noble y perfecta que tenemos, la Esencia, pero necesitamos también saber cómo actúa el Ego, qué falacias de distracción nos propone. Ya que él tiene sus estrategias para fascinarnos, llevándonos hacia la acción equivocada, a cometer errores, a hacer daño… tal vez hasta sin querer hacerlo, convencidos que hacemos lo correcto.
El ego no posee alma propia, él es quien tiene cautiva la esencia, el alma, envolviéndola en profunda obscuridad, utilizando sus poderes, su luz, sus misterios para hacer aún más fuertes sus propias tinieblas.
Es preciso utilizar técnicas específicas, de acción psicológica, para poder auto descubrirnos, y así comprender nuestro comportamiento para llegar, finalmente, a eliminar lo que es ajeno a nuestra verdadera naturaleza….
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